Por Danna Martínez
“El mito es, después de todo, la historia interminable”. – Joan D. Vinge.
El término mito proviene del griego mythos – la palabra griega considera “algo que tiene que ser dicho” como una historia o cuento. Los mitos son narraciones tradicionales que explican las ideas de un grupo sobre la vida y otras concepciones del mundo.
Un mito generalmente se refiere a un héroe, alma o fuerza externa. Esta tradición no suele basarse en hechos. Sin embargo, tiene un significado simbólico y un valor cultural.
La sociedad ha utilizado el mito durante mucho tiempo. Hace siglos, las civilizaciones tenían una forma de pensar y de reaccionar diferente a la nuestra ahora. En el pasado, los habitantes tenían sus propias ideas sobre la existencia y el propósito de la vida. Gracias a la comunicación, la gente pudo conservar algunas de esas ideas a lo largo del tiempo. Además, estas percepciones han ocupado un papel fundamental dentro de la historia de nuestras comunidades. Escuchar mitos es una forma de conectarnos con nuestro pasado y, de hecho, es una oportunidad para contrastar, aprender y progresar.
Cuando se los cuenta conversados, los mitos adquieren más poder y emoción. Generalmente, los mitos surgen de forma anónima y descienden de una generación a otra por voz. Además, estas narraciones tienden a ser historias increíbles sobre las teorías y los fenómenos de la creación del mundo. Por ejemplo, algunos mitos hablan de fuerzas sobrenaturales, mientras que otros creen en el poder de dioses externos.
El mito es un género reconocido mundialmente. La expresión de estas narrativas ha alcanzado un componente sustancial en el lenguaje. Normalmente, el mito narra hechos históricos inimaginables que funcionan como un punto de vista innovador. Cabe señalar que los mitos también se consideran sagrados y forman parte de la cultura de la humanidad.
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