por Danna Martinez
“Y todos estaban asombrados y perplejos, diciendo unos a otros: ‘¿Qué significa esto?'” –Hechos 2:12.
A veces reconocemos que tenemos una excelente visión de las cosas. Aún así, basta con prestar un poco de atención a nuestro entorno para comprender que lo que conocemos es insignificante, si no nada. Ser testigo de los cambios en el mundo que nos rodea es una circunstancia que nos puede dejar perplejos.
El ser humano se siente perplejo al tener dudas sobre lo que creía saber. Más allá de eso, estar perplejo está directamente relacionado con la confusión y, en muchos casos, la decepción. Así como los hechos extraños pueden asombrarnos, un hecho radical puede dejarnos perplejos.
El término perplejo proviene de la raíz latina perplexus. Dentro de este término, dos estructuras toman protagonismo, per- y -plectere. La expresión sirve como prefijo e indica intensidad o totalidad. Por otro lado, el sufijo -plectere se refiere a enredo o problema. Después de ser convertida al francés como “perplejo,” esta palabra llegó a nuestro idioma como “perplejo.” El significado del término perplejo corresponde a “algo completamente enredado y difícil de comprender.”
Hablando gramaticalmente, la palabra “perplejo” se usa como un adjetivo, que describe un estado confuso, dudoso e indeciso. Tiene dos sílabas (per-plexed), y su pronunciación correcta es pr·plekst. Los términos relacionados con la palabra perplejo son desconcertado, perplejo, desconcertado, confundido, desconcertado y problematizado.
- Mi amigo me pidió que lo acompañara a una reunión; sin embargo, nunca llegó. Me dejó perplejo.
- Las acciones de esa organización me dejan cada día más perplejo.
- Ayer encontré a un hombre tirado en el suelo en medio de la carretera; Estaba perplejo.
- Está perplejo porque nunca entendió por qué pasó lo que pasó; es algo que aún hoy ronda su cabeza.
- Estoy perplejo al saber que los humanos son tan pequeños en comparación con el enorme universo.
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