03/29/2024
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por Danna Martínez

“Con la edad viene la perspicacia. Con la experiencia viene la percepción.” -Chris Bohjalian.

La agudeza es la facultad de comprender detalles que comúnmente pasan desapercibidos. Como seres humanos, nuestra capacidad de conjeturar está limitada por nuestras mentes y experiencias. Nadie tiene una perspicacia absoluta; sin embargo, existen numerosas formas de mejorar nuestro pensamiento y comprensión.

La palabra inglesa acumen se origina en la raíz latina acuere. Asimismo, la palabra acuere procede de la expresión accus, que literalmente se traduce como aguja. Ciertamente, tener perspicacia no tiene nada que ver con tejer; pero implica cómo alguien puede atravesar fácilmente cualquier tipo de dilema o situación (como una aguja a través de la tela). Hacia el siglo XVI se acuñó por primera vez la palabra perspicacia, en referencia a la “agudeza del ingenio”. Desde entonces, la palabra ha adquirido un valor simbólico cuando se asocia con el filo de una aguja. Además, desarrolló un sentido perceptivo de gran intensidad.

La mente de una persona juega un papel imperativo en el desarrollo de la percepción. Generalmente, las personas observadoras y rápidas son las más propensas a desarrollar agudeza mental. Sin embargo, muchas cualidades determinan el nivel de comprensión de un individuo. En primera instancia, las personas perspicaces tienden a captar conceptos y analizar situaciones de forma rápida y detallada. Esta técnica permite a las personas experimentar mejor el mundo y explorar diferentes circunstancias desde un punto de vista objetivo y crítico. En otras palabras, la perspicacia funciona como la capacidad de notar cosas que otros no ven.

Una persona perspicaz, o alguien con una perspicacia sólida, hace un uso fundamental de sus sentidos. Al igual que con el desarrollo de otras habilidades mentales, la perspicacia requiere un trabajo y una mejora constantes. Las personas ingeniosas, lúcidas y perspicaces no tienen poderes especiales sobre otras personas. En cambio, destacan por su capacidad de oír, ver y sentir.

Hoy en día, el ritmo de la sociedad tiende a mantener nuestra mente ocupada completando tareas en sucesión. Además, normalmente no nos tomamos el tiempo suficiente para reflexionar sobre lo que hacemos. Sin embargo, una persona perspicaz toma la audacia de prestar atención. Según el sitio web Literary Hub, “En la ciencia cognitiva, la” atención “se refiere a todos los mecanismos por los cuales el cerebro selecciona información, la amplifica, la canaliza y profundiza su procesamiento”. Por ello, una persona perspicaz es capaz de emitir juicios acertados y decisiones rápidas, ya que inconscientemente ya ha reflexionado sobre el asunto.

Mucha gente describe la perspicacia como un sentido común desarrollado. Nuestra capacidad de juzgar y elegir está estrechamente relacionada con nuestra facultad de ver y comprender el mundo. Al igual que el sentido común, nuestra perspicacia avanza cada vez que conocemos nuestro entorno y nos mantenemos al día con asuntos que pueden ser importantes pero que no siempre se valoran lo suficiente.

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