04/25/2024
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Por Danna Martínez

¿Es el prejuicio destructivo o un modo de defensa? El nivel de prejuicio puede cambiar, así como el impacto que tiene en nuestro comportamiento.

El prejuicio es una opinión sobre alguien o algo basada en información incierta.

La suposición o conjetura de la forma de ser de alguien es un prejuicio. En la mayoría de los casos, las personas crean prejuicios al relacionar a una persona con un grupo en particular. Por ejemplo, la gente solía crear prejuicios en áreas como la etnia, el género o la religión.

Una persona que tiene una actitud injustificada hacia otra persona puede estar desarrollando un prejuicio.

Cuando conocemos a alguien que conocemos desde hace años, nuestra imaginación puede predecir cómo actuará esa persona; y probablemente será correcto porque ya conocemos a la persona. Cuando reconocemos a una persona, nos sentimos seguros. Pero cuando conocemos a una persona con la que aún no nos hemos relacionado, nuestra imaginación hace diferentes especulaciones. 

Mientras no tengamos suficiente conocimiento de una persona, no podemos establecer un esquema de memoria sobre estar con ella. Por lo tanto, experimentaremos naturalmente un sentimiento de miedo. El prejuicio surge cuando nos sentimos inseguros acerca de alguien. Comenzamos a pensar y relacionar a las personas con circunstancias o experiencias pasadas. La mayoría de las relaciones son hostiles.

En múltiples casos, las personas desarrollan sus prejuicios a partir de malas experiencias. Por otro lado, las personas pueden generar prejuicios al no tener suficiente conocimiento sobre alguien. Sin embargo, el juicio prematuro no es el problema real. El verdadero problema es que el prejuicio puede conducir a acciones como el acoso o la discriminación. A lo largo de la historia, la sociedad ha marcado una extensa lista de sesgos. De alguna manera, los prejuicios están arraigados en una cultura de cientos de años. Sin embargo, la opinión sobre alguien o algo puede cambiar.

Para algunos personajes, es más difícil retractarse de sus juicios. Hay ocasiones en las que el individuo no puede controlar la opinión injustificada contra alguien o algo. Entonces, tenemos que darnos cuenta si tenemos un problema de prejuicios o simplemente no nos gusta algo y no nos llevamos bien con alguien. Por otro lado, algunas personas pueden regular sus sentimientos hacia otra persona en el momento en que se conocen. De esta manera, la persona con prejuicios tiene la posibilidad de cambiar de opinión y crear un esquema de memoria nuevo y actualizado.

Hay todo tipo de prejuicios, y todas las personas tienen al menos algunos de ellos. Aquí hay una prueba de la Organización Learning for Justice para comprobar si hay sesgos ocultos.

En muchas ocasiones, los prejuicios funcionan como defensa o como instinto. Cuando sentimos que algo puede ser peligroso para nosotros, lo evitamos; Nuestra intuición puede ser incorrecta o correcta. Sin embargo, cuando dejamos que nuestras especulaciones controlen nuestro comportamiento, el prejuicio puede volverse destructivo. Además, no será una simple opinión; lastimará a otras personas.

Así como podemos herir a la gente, la gente puede herirnos a nosotros. Por ejemplo, tener una actitud negativa sin razón hacia alguien puede causar sufrimiento en la autoestima.

“Antes de actuar, escucha. Antes de reaccionar, piensa. Antes de gastar, gana. Antes de criticar, espera. Antes de rezar, perdona. Antes de renunciar, inténtalo.” -Earnest Hemingway.

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