04/24/2024
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Por Danna Martínez

La prisión es el lugar donde se guarda a los condenados o culpables, fuera de la civilización y del mundo cotidiano. Los seres humanos son seres sociales. Dentro de la sociedad, nos regimos por un conjunto de reglas que nos permiten convivir y tener una convivencia. Al violar cualquiera de estas normas, ponemos en riesgo nuestro acuerdo entre ciudadanos, así como nuestras garantías como tales.

El término prisión proviene del latín prehensio. La palabra en latín se relaciona con el acto de atrapar. El uso de este término se remonta a los mayores Imperios Antiguos, Griego y Romano. Alrededor del 640 d.C., las civilizaciones griega y romana comenzaron a reclutar a sus enemigos para proteger a la nación. Una de las cárceles más notorias de ese entonces era la Carcere Mamertina, ubicada en la Antigua Roma.

La sentencia de prisión surgió como una segunda oportunidad. En la antigüedad, las penas para quienes cometían un delito eran torturas crueles e inhumanas. A lo largo del tiempo, las cárceles se adaptaron no solo a los enemigos, sino también a las personas que no obedecían las leyes de la comunidad. Para quienes perpetraban un crimen, la prisión fue una oportunidad para seguir viviendo. Por tanto, las cárceles se consideran actualmente un desarrollo y una alternativa de la sociedad.

Más tarde, en la Edad Media, las cárceles fueron nominadas como mazmorras. Generalmente, las mazmorras estaban bajo tierra. El feudal podía reclutar prisioneros bajo castillos, palacios, monasterios o fortalezas. A pesar de ser otra oportunidad para vivir, las mazmorras no eran un lugar agradable. Para algunos presos, las condiciones de higiene y las transgresiones dentro de las cárceles eran incluso peores que la pena de muerte.

Ahora y en tiempos pasados, el trabajo de un prisionero se ha completado con su adjudicación. Unirse a un centro de detención implica ingresar a una nueva comunidad diferente con sus propias reglas y parámetros. Un prisionero tiene que seguir las instrucciones dentro de su prisión. Además, los reclusos pueden obedecer órdenes y mantener una convivencia estable y sana con los reclusos.

Actualmente, las condiciones, así como el sistema de sanciones, son diferentes en cada territorio y comunidad. De la misma manera, los propósitos de la prisión varían en cuanto al tiempo y el contexto social. En casi todos los casos, una prisión puede tener funciones fundamentales. Por un lado, las cárceles deben ser un espacio para disuadir, evitando que se cometan actividades no deseadas. Por otro lado, las cárceles tienen como objetivo rehabilitar a los presos y reinsertarlos en la sociedad cada vez que se les acaba el tiempo.

A pesar de lo inquietante que puede sonar una cárcel física, la lucha subconsciente cuando se trata de cometer un delito puede ser más dañina. Para muchos, las batallas dentro de una prisión o la locura no son las peleas reales. En cambio, varios presos son sentenciados por sus propias mentes y la culpa que sienten debido a la magnitud de su crimen.

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