04/25/2024
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Por Danna Martínez

Con 78% de nitrógeno, 21% de oxígeno y 1% de otros gases, la atmósfera se encarga de proteger la tierra y los seres que la habitan.

La palabra atmósfera proviene de las palabras atmos y sphaira. La palabra griega atmos se refiere a vapor. Por otro lado, la palabra sphaira significa esfera o bola.

La atmósfera es la capa de gases que rodea a un planeta o cuerpo celeste. La tierra, las estrellas e incluso los invernaderos tienen su propia atmósfera. La atmósfera está compuesta por diferentes tipos de gases. Estos incluyen nitrógeno, oxígeno, carbono, neón e hidrógeno. Según el sitio web NatGeo, “la atmósfera de la Tierra se extiende desde la superficie del planeta hasta 10.000 kilómetros (6.214 millas) por encima. Después de eso, la atmósfera se fusiona con el espacio”.

Un ejemplo de atmósfera es el ozono. La capa de ozono funciona como una burbuja de moléculas concentradas. Este es el responsable de filtrar la radiación directa del sol.

La atmósfera de la Tierra es la parte gaseosa de la Tierra. También es la parte menos densa y más externa del planeta. Esta capa se mantiene cerca de la superficie terrestre gracias a la fuerza gravitacional del planeta. Según la NASA, “la atmósfera de la Tierra tiene cinco capas principales y varias capas secundarias. De la más pequeña a la más grande, las capas principales son la troposfera, la estratosfera, la mesosfera, la termosfera y la exosfera”. Estas capas varían según su composición, densidad y temperatura.

La vida en la tierra no sería posible sin la atmósfera. Su misión fundamental es cubrir y proteger los cuerpos. Sin embargo, la atmósfera proporciona elementos y nutrientes vitales como oxígeno y agua. También regula las temperaturas extremas y la radiación excesiva del sol.

La atmósfera cumple múltiples funciones que hoy en día no son tan reconocidas. La atmósfera se ralentiza y desintegra los cuerpos espaciales potencialmente peligrosos que se dirigen a la Tierra. Además, provoca fenómenos esenciales como la lluvia. Y por si fuera poco, los gases de la atmósfera también dan color a nuestro cielo.

Estamos en constante contacto con la atmósfera. Solo necesitas sentir el aire o los rayos del sol en tu piel.

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