por Danna Martinez
A lo largo del tiempo, la humanidad se ha preguntado acerca de la posibilidad de presenciar asuntos más allá de lo que nuestros sentimientos nos permiten captar, es decir, una presencia surrealista o dimensiones paralelas. Sin embargo, incluso la rara evidencia de surrealidad tiene una explicación. Los espejismos son prueba de ello.
Un espejismo es un fenómeno óptico o “visión”, como describe su significado etimológico. Espejismo es un término derivado de la raíz latina mirari y traducido de la palabra francesa mirer, que indica “mirar o maravillarse”. Su maravilla reside en sus propiedades reflectantes; un espejismo puede parecer un charco de agua e incluso un espejo que sale de la nada. Según el diccionario Merriam-Webster, se puede ver un espejismo en el mar, en el desierto o sobre el pavimento caliente.
Si bien en su primer descubrimiento, la gente creía que los espejismos estaban relacionados con fuerzas sobrenaturales, los estudios plantean que este fenómeno es una mera ilusión óptica. Hace siglos, la curiosidad por los espejismos surgió en los egipcios, lo que los llevó a proponer una teoría sobre el origen de este fenómeno y su propósito en el mundo. Para los egipcios, esas visiones lejanas o sombras reflejaban lo que ya no era parte del mundo; en otras palabras, “fantasmas”. Esta suposición se convirtió en una creencia cultural sin apoyo científico. Además, se ha demostrado que el fenómeno del espejismo es una ilusión óptica natural. Por lo tanto, un rayo de luz entrante correctamente posicionado puede producir una imagen casi realista para hacer que las personas piensen que están mirando algo que en realidad no está allí.
Un espejismo es causado por el reflejo de los rayos de luz que atraviesan una capa de aire caliente. Esta presentación conduce a la idea de una imagen invertida distante y, por tanto, una ilusión óptica.
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