por Danna Martinez
Para un nuevo año, siempre hay una nueva historia. Como en la vida, las narrativas mantienen un orden temporal siguiendo una secuencia de circunstancias. La estructura principal de una historia incluye el principio, el medio y el final. Sin embargo, para poder presentar una historia, es imperativo contar con un prólogo.
El prólogo es la parte introductoria de una narración: una breve recopilación inicial de su contenido. La palabra “prólogo” es un sustantivo. Proviene del término griego “prologos”. Dado que los prólogos vienen constantemente antes de que se cuente una historia, se los ha reconocido como la “palabra anterior”. De hecho, esta es la traducción literal del término. Conceptos similares varían entre preludio, preámbulo, prefacio, apertura o introducción. Este término se utiliza con frecuencia en el área del lenguaje y las humanidades. Aquí hay unos ejemplos:
- Según el prólogo, la historia parece hablar de una niña y su fiel mascota.
- No sé si me gustaría leer esta historia; el prólogo no logró captar mi atención.
- Si mi vida tuviera un prólogo, quizás mucha gente lo consideraría un gran trabajo de comedia.
Los prólogos son un componente esencial de las historias. Su uso se remonta a siglos atrás en Grecia, donde los dramaturgos realizaron un acto de apertura para designar el contexto y presentar detalles de fondo. La invención del prólogo se atribuye a Eurípides, uno de los dramaturgos más famosos de la cultura griega clásica. Según el sitio web de Literacy Devices, “El prefijó un prólogo a sus obras como primer acto explicativo para que los próximos eventos de una obra sean comprensibles para su audiencia.” A lo largo del tiempo, el uso de un prólogo se hizo popular y, por lo tanto, se convirtió en una práctica común dentro de la alfabetización.
Además, los prólogos asumieron un papel imperativo dentro del trabajo literario. Los autores de todo el mundo emplean prólogos al escribir libros, novelas, poemas, colas, prosas e incluso dar discursos. A los prólogos se les conoce como la ventana que revela el conocimiento. El uso del prólogo sirve para deleitar al lector con una explicación concisa de la historia. Este es un aspecto esencial de la literatura ya que una buena ejecución del prólogo puede llevar al lector a interesarse o no por la historia.