05/03/2024
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por Danna Martínez

La tolerancia es un valor fundamental en la sociedad, basado en el respeto y la aceptación entre las personas; Pero no siempre es así. Hace mucho tiempo, era habitual relacionar el término tolerar con aguantar o soportar algo. Si bien es cierto, en algunos contextos sociales todavía hablamos de tolerancia como el límite al que pueden llegar algunas de nuestras capacidades. Por ejemplo, ser tolerante a una comida o una condición climática. Sin embargo, la tolerancia al interactuar con otras personas toma un rumbo diferente. La raíz latina tollerare da lugar a la palabra tolerar, que hoy se refiere a una virtud digna de mención y alabanza.

Para nuestro beneficio, el mundo está lleno de diferencias; hay diferentes formas de pensar, hablar, actuar y reflexionar. Siendo este el caso, todos somos únicos y todos tenemos algo que aportar. Las personas tolerantes reconocen la diversidad en el mundo y no intentan cambiarla. En cambio, las personas tolerantes saben valorar su punto de vista de la misma forma que dan importancia a la perspectiva de los demás. De la misma manera, ser tolerante significa comprender que no todas las personas tienen que pensar como uno piensa y que esto no es cuestión de conflicto.

Todos aprendemos a ser tolerantes, sin embargo el proceso depende de cada persona. En múltiples ocasiones, nos aferramos al “querer tener la razón”; ya sea en el resultado de un partido de fútbol, ​​en discusiones políticas o incluso en simples conversaciones sobre algo que ya ha sucedido. Ser tolerante implica esforzarse por comprender a los demás incluso en las situaciones más adversas.

Lo crea o no, la tolerancia nos ayuda a ser mejores personas, no solo en el trato con los demás sino con nosotros mismos. Al comprender el valor que nos corresponde como individuos, también entendemos la importancia de los demás como seres con los que compartimos.

En una sociedad, el respeto es esencial al igual que la aceptación. La tolerancia, además de mejorar nuestras relaciones sociales, también crea espacios seguros, tomando la comunicación como la mejor forma de resolver conflictos. Más allá de influir en nuestra forma de expresarnos y percibir, ser tolerantes nos lleva a gestionar mejor nuestro comportamiento.

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