05/03/2024
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por Danna Martinez

“Estoy libre de todo prejuicio. Odio a todos por igual”. – WC.

La animosidad es el sentimiento de hostilidad o rechazo de una persona hacia otra. Más allá de ser la causa más agradable del odio, la animosidad es un sentimiento humano arraigado que se esfuerza constantemente por llegar a nuestro entorno.

Según la historia etimológica, la palabra animosidad proviene de la expresión latina animositas. Este sustantivo se usa para describir la enemistad y la antipatía entre las relaciones humanas. Algunos términos similares a la animosidad son antipatía, amargura, rencor, ictericia, acritud, hiel, antagonismo y odio.

Diferentes escenarios de nuestra vida cotidiana pueden verse influenciados por la animosidad. Podríamos decir:

  • Estoy preocupado porque he notado cierta animosidad entre dos de mis mejores amigos.
  • No entiendo la animosidad de mi maestro contra mí.
  • A pesar de haber cometido tal crimen, nadie sintió animosidad contra la dama.

La animosidad está estrechamente relacionada con el odio; sin embargo, estos términos no tienen el mismo significado. Si bien es cierto que tanto la animosidad como el odio generan discordia entre las personas, un alto nivel de animosidad puede provocar odio y no al revés. Esto significa que se presume que el odio es un sentimiento mucho más profundo e intenso que la animosidad.

Curiosamente, los comportamientos de animosidad son generalmente irracionales. En varios casos, una persona puede mostrar animosidad hacia alguien sin una razón aparente o una causa justa. Más allá de eso, las personas pueden expresar un fuerte sentimiento de repugnancia y odio hacia una persona de manera excesiva y peligrosa. Cabe señalar que la animosidad puede manifestarse en ataques directos o indirectos. Puede originarse sutilmente y desarrollarse en cuestión de tiempo. Asimismo, la animosidad puede convertirse en un riesgo potencial y una señal de acoso.

Cuando hay animosidad entre dos personas, lo más probable es que encuentren una forma de lastimarse mutuamente. Sin embargo, no hay recompensa por dañar a alguien. Para algunos psicólogos, la animosidad es una de las formas más adversas y desfavorables de afrontar lo que tememos. Otros consideran que “si la gente amara con la intensidad que suele odiar, el mundo sería un lugar mejor.”

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