por Danna Martínez
El trabajo de un autor es abrirse al mundo, conocerlo y opinar sobre él.
“Auctor” es la raíz latina de la que se origina la palabra autor. En el sentido original, “auctor” se refiere a la “fuente” o promotor de ideas. De manera similar, el término auctor expone el concepto de una persona que actúa en diferentes contextos con un propósito beneficioso.
El poder del autor radica en transformar. Con el tiempo se ha ido formando la creencia de que “el autor” es quien “crea” una idea. Si bien es cierto que muchas creaciones del mundo actual han sido producto de autores ingeniosos e imaginativos, no todos los autores son creadores. Para crear, es necesario dar existencia a algo de la nada. Sin embargo, un autor necesita capturar ideas ya establecidas en el mundo exterior y desde allí producir su propia visión. Es decir, un autor destaca por su capacidad de percibir y transformar.
Aunque pueda parecer simple para muchos, el mundo no es fácil de escuchar. Todo autor, al formular, busca una idea que le atraiga y, en la mayoría de los casos, le apasione. A partir de aquí, el autor establece un propósito en lo que será su autoría o “creación”. En consecuencia, el autor buscará una dirección en la que pueda desarrollar mejor su idea. Por supuesto, no todos los autores son iguales y no todos se centran en el mismo enfoque.
Los escritores son el tipo de autores más reconocidos. Un escritor trabaja con palabras y expresa ideas a través de historias, incluidas novelas, cuentos, poesía, ensayos e incluso escenas de una obra de teatro. Un escritor puede incursionar en el mundo de la comunicación mediante la producción de ideas. Del mismo modo, artistas musicales, pintores, actores, científicos e incluso cocineros se comunican con el mundo y expresan sus ideas a través de diferentes medios.
Un autor es ese individuo que trae innovación al mundo. Si bien es cierto que un autor se alimenta de las ideas que le rodean, también aporta una parte de su propia perspectiva. El autor contempla la vida y se encarga de plasmar lo que aprende de ella.
Siendo este el caso, todos somos considerados los autores intelectuales de nuestra vida. Nuestras mentes, así como nuestra forma de comportarnos, están influenciadas principalmente por la sociedad, pero eso no nos limita a distinguirnos unos de otros. Los gustos y preferencias hacen de cada persona un ser único y particular con un aporte destacado y digno de mención.
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